* Comunicación Civilizaciones ET

LAS CIVILIZACIONES EXTRATERRESTRES



ESTUDIO DE LA NASA

Hasta ahora, la NASA guardaba silencio sobre el análisis de los exoplanetas y su posible evaluación como candidatos a ser del tipo terrestre.

Tras las recientes declaraciones del Dr. Sasselov, científico investigador en jefe de la NASA, sabemos que más de 100 millones de planetas en nuestra galaxia, la Vía Láctea, podrían albergar vida. 
A la luz de las Decisiones 33/426 ONU y la reciente 57/2010 del Parlamento Europeo sobre Vida Extraterrestre, nos encontramos con una cuestión política previa a la científica: “La Derogación del Acta Truman”.(NSA-National Security Agency / National Security Act de 10 de octubre de 1947). 

Trabajando con los parámetros procedentes de la ecuación que dio origen a la exociencia, tenemos un increíble y fascinante campo de investigación, en el que por fin, la realidad supera la ficción.
El presente estudio aborda la cuestión bajo una lógica de distribución basada en la ecuación de Frank Drake.

La vida inteligente, de otras partes del Universo, puede haber intentado contactar con nosotros, pero quizá el mensaje aún no ha llegado. Esalgo que debemos pensar, si existe o no vida inteligente en el Universo, además de la nuestra. En este punto de nuestra existencia, no hay ninguna prueba concreta que demuestre la existencia de otra vida inteligente, o aunque carezca de ella. Hay muchas teorías, muchas ideas flotando alrededor que tratan de ofrecer una idea reconfortante de la vida en el Universo.

Para suponer la posibilidad de vida inteligente en el Universo,podemos aplicar la ecuación de Drake, formulada por el fundador de SETI, el astrónomo Frank Drake, en 1961, la cual es un mosaico detrabajo de la conjetura y la suposición de Drake y sus colegas para predecir la vida en el Universo:

N = El número de civilizaciones en nuestra Galaxia con la que la comunicación podría ser posible.
R* = La tasa media de formación de estrellas por año en nuestra Galaxia.
fp = La fracción de esas estrellas que tienen planetas.
ne = El número promedio de planetas que potencialmente pueden sustentar una vida por cada estrella que tiene planetas.
fl = La fracción de lo anterior que en realidad llegan a desarrollar la vida en algún momento.
fi = La fracción de lo anterior que en realidad llegan a desarrollar vida inteligente.
fc = La fracción de civilizaciones que desarrollan una tecnología que libera signos detectables de su existencia en el espacio.
L = La longitud de tiempo en las cuales las civilizaciones liberan señales detectables hacia el espacio.

La ecuación, con las hipótesis de Drake en su lugar:

R* = estrellas se formaron al año, en promedio, durante la vida de la Galaxia
fp = (la mitad de todas las estrellas establecidas tendrán planetas).
ne = (estrellas con planetas capaces de desarrollar vida).
fl = (% de esos planetas que desarrollarán vida).
fi = (% en los cuales puede existir vida inteligente).
fc = (% en los cuales puedan tener la capacidad para comunicarse).
L = 10,000 años






ESTUDIO DE LA UNIVERSIDAD DE EDIMBURGO

No somos los únicos. Hay otras civilizaciones inteligentes en nuestra galaxia y podrían ser miles, o al menos ésa es la teoría de científicos en Escocia. La investigación -publicada en International Journal of Astrobiology (Revista Internacional de Astrobiología) afirma que puede haber entre 361 y 38.000 civilizaciones inteligentes en nuestra galaxia.
Según el profesor Duncan Forgan, de la Universidad de Edimburgo, el hallazgo en años recientes de más de 330 planetas fuera de nuestro sistema solar ha ayudado a depurar el número de formas de vida que es probable que existan. Sin embargo, agrega el científico, es poco probable que podamos hacer contacto con mundos extraterrestres.

Ésta no es la primera vez que científicos proponen cálculos generales sobre la probabilidad de vida inteligente en el universo. Se trata de un proceso de estimación aproximada y cálculos recientes han propuesto números que van entre un millón y uno.
"Durante más de 50 años hemos estado descubriendo planetas fuera de nuestro sistema solar" dijo a la BBC el profesor Forgan. "Hasta ahora hemos descubierto 339 planetas individuales, pero la cifra aumenta diariamente".
Lo que hicieron los investigadores fue crear un modelo computacional de una galaxia muy semejante a la nuestra.

Esto les permitió desarrollar sistemas solares basados en la información que se conoce sobre la existencia de los llamados exoplanetas que se han descubierto en galaxias vecinas.

A continuación se puede apreciar un grabado de una antigua fotografía que data de la época de construcción de uno de los primeros radiotelescopios del mundo, este es el radiotelescopio de Parkes en Nueva Gales del Sur, en Australia; este grabado fue publicado en el libro titulado "El Sistema Solar" de Harold C. Urey, premio Nobel de Química, y pertenece a la Colección de Ciencia de Editorial Salvat.






Estos mundos extraterrestres simulados fueron después sujetos a numerosos escenarios distintos. Por ejemplo, en uno se asumió que es difícil que se forme vida pero es fácil que ésta evolucione. Y con esto se encontró que podría haber 361 civilizaciones inteligentes en esa galaxia.
Un segundo escenario asumió que se puede formar vida fácilmente pero habría muchos problemas para desarrollar inteligencia. Bajo estas condiciones los investigadores calcularon que pueden existir 31.513 formas de vida.

El último escenario analizó la posibilidad de que la vida podría pasar de un planeta a otro durante colisiones de asteroides, que es una teoría popular sobre la forma como se formó la vida en la Tierra. Y este enfoque dio como resultado la existencia de 37.964 civilizaciones inteligentes.
"El principal problema que tenemos en este momento es que en realidad no sabemos cómo comenzó la vida", afirma el profesor Forgan.

"Aquí en la Tierra hemos tenido que hacer muchas suposiciones sobre cómo se formó la vida y ése ha sido nuestro primer obstáculo". "Si logramos superar ese obstáculo y establecer cuáles planetas podrían tener vida y cuáles no, podríamos sobre esa base seguir un patrón de la evolución en esos planetas". Los expertos afirman, sin embargo, que este modelo puede quizás aplicarse con los planetas parecidos a la Tierra, pero aún así hay muchas variables que siguen siendo sólo estimaciones aproximadas.

Por ejemplo, el tiempo desde que se formó un planeta hasta el momento en que apareció la primer destello de vida y de ahí hasta surgió la primera civilización inteligente.
Todas estas son hasta ahora variables aproximadas. El profesor Forgan afirma que para sus cálculos han asumido que la Tierra es el planeta promedio.
"Por supuesto que todavía hay un elemento de incertidumbre", dice el científico. "Porque al final, a pesar de todo lo que decimos sobre la vida, hasta ahora solo tenemos una sola referencia, que es el planeta Tierra". Y aún si existiera vida en otros planetas, explica el científico, eso no necesariamente significa que podamos hacer contacto con ellos porque no sabemos cómo sería esa forma de vida.

"Lo que estamos haciendo en este estudio es tomar los estudios pasados sobre civilizaciones extraterrestres, cuyos cálculos van de 1 a un millón, y decir que el margen de error es mucho más pequeño". "Es decir, ahora podemos cuantificar nuestra ignorancia de forma más efectiva", agrega.






ESTUDIO DE ASOCIACION DE ASTRONOMIA DE ESPAÑA

Como podemos estimar el número de civilizaciones tecnologicas que deben existir entre las estrellas?
Mientras trabajaba como radioastrónomo en el Observatorio de Radioastronomía en Green Bank, Virginia del Oeste (EE.UU.), el Dr. Frank Drake concibió un acercamiento para limitar los términos involucrados en estimar el número de civilizaciones tecnológicas que pueden existir en nuestra galaxia. La Ecuación de Drake, como esta ha llegado a ser conocida, fue presentada por Drake en 1961 e identifica los factores específicos que jugarían un rol en el desarrollo de tales civilizaciones. A pesar de que no hay una sola solución a esta ecuación, esta es aceptada generalmente como una herramienta usada por la comunidad científica para examinar esos factores.

La ecuación es la siguiente:
N = R* fp ne fl fi fc L

La ecuación es en realidad una multiplicación de preguntas:

R* representa el número de estrellas en la galaxia de la Vía Láctea

Pregunta: Cuantas estrellas hay en nuestra galaxia de la Vía Láctea ?
Respuesta: Las estimaciones corrientes son de 100 billiones de estrellas.

fp es la fracción de estrellas que tienen planetas alrededor de ellas

Pregunta: Qué porcentaje de estrellas tienen sistemas planetarios?
Respuesta: Se estima que desde un 20% a un 50%

ne es el número de planetas que son capaces de sustentar vida

Pregunta: Para cada estrella que tiene un sistema planetario, cuantos planetas son capaces de sustentar vida?
Respuesta: Se estima un rango de 1 a 5.

fl es la fracción de planetas en ne donde la vida se desarrolla

Pregunta: Qué porcentaje de planetas son capaces de sustentar vida que de hecho se desarrolle?
Respuesta: Las estimaciones actuales varian desde un 100%(donde la vida se desarrollaría) hasta un 0%.

fi es la fracción de fl donde la vida inteligente se desarrolla

Pregunta: En los planetas donde la vida se desarrolla, qué porcentaje desarrollará vida inteligente?
Respuesta:Se estima un rango de 100% hasta cerca de 0%.

fc es la fracción de fi que se puede comunicar

Pregunta: Qué porcentaje de razas inteligentes tienen los medios y el deseo de comunicarse?
Respuesta: de un 10% a un 20%

L es la fracción de vida del planeta con durante la cual la civilización vive

Pregunta: Para cada civilización que se comunique, para qué fracción de tiempo de vida del planeta la civilización sobrevivirá?
Respuesta: Esta es la especulativa de las preguntas. Si tomamos a la Tierra como ejemplo, el tiempo de vida esperado para nuestro propio Sol y la Tierra es de unos 10 billones de años. Mientras que nos hemos estado comunicando con ondas de radio por menos de 100 años. Cuánto tiempo sobrevivirá nuestra civilización? La destruiremos nosotros mismos en unos pocos años como algunos predicen, o, solucionaremos nuestros problemas y sobreviviremos por otro milenio? Si fuésemos destruidos mañana al respuesta sería 1/100.000.000. Si sobrevivimos por 10.000 años la respuesta sería 1/1.000.000.

Cuando todas las variables son multiplicadas entonces obtenemos: N, el número de civilizaciones comunicantes en nuestra galaxia.






ESTUDIO DE LA CRONOLOGIA DE INFORMACION

La noche del 15 de agosto de 1977, a las 23:16 horas, el radiotelescopio “Big Ear” de la Universidad Estatal de Ohio, recibió una potente señal de radio procedente de algún lugar cercano a la constelación de Sagitario. El evento duró 72 segundos y fue 30 veces más potente que el ruido de fondo cósmico.  Por desgracia, la señal no se grabó, simplemente fue recogida por la computadora que la plasmó en forma de código de cifras y letras en la cinta de papel continuo con el resto de señales recibidas. Jerry Ehman, un joven radioastrónomo que revisaba el registro impreso de la computadora, al percatarse de la extraordinaria señal, la rodeó con su bolígrafo sobre el papel y escribió al margen WOW!, siendo conocida desde entonces por este nombre. Todos los intentos posteriormente realizados para obtener una señal de similares características en esa región del espacio han fracasado. Aunque desde entonces se han recibido otras señales de origen desconocido, ninguna ha sido tan potente y tan larga como lo fue la señal WOW!






Sin embargo, a pesar de sus extraordinarias características, la señal WOW! no constituye en absoluto una prueba de la existencia de inteligencia extraterrestre. Ni ella ni ninguna otra que se haya recibido hasta ahora.

En cuanto los hombres comenzamos a tener conciencia del universo, en nuestra mente aparecieron pronto las preguntas… “¿Somos los únicos en la inmensidad del cosmos o habrá otras formas de vida en algún otro lugar? ¿Existen otras inteligencias con las que algún día podamos comunicarnos? ¿Estamos solos?

Los científicos han descubierto que los ingredientes químicos que permitieron que la vida apareciera en la Tierra al poco tiempo de formarse como planeta, se encuentran también en otros lugares del espacio. A medida que constatamos lo inmensurable de sus proporciones, la ingente cantidad de galaxias que contiene, más nos convencemos de que la vida ha debido surgir, al igual que en nuestro planeta, en muchos otros lugares del universo. Pensar lo contrario sería ir contra el sentido común.

Sin embargo, más difícil es responder a la cuestión de cuanta de esta vida ha podido alcanzar un grado de inteligencia superior o cuando menos, similar al nuestro.

En cuanto nos ha sido técnicamente posible, hemos abierto oídos al cosmos. Desde 1959 una serie de proyectos encuadrados bajo la denominación de las siglas S.E.T.I. (Search for ExtraTerrestrial Intelligence) se han dedicado, utilizando grandes radiotelescopios, a escudriñar  las señales de radio que nos llegan del espacio, tratando de detectar aquellas cuyo origen no sea natural. Prueba del interés que este tema genera en la humanidad es que uno de los proyectos SETI, el SETI home y sus actuales programas derivados, cuenta con la participación de millones de personas en todo el mundo que, desde sus hogares, colaboran con sus ordenadores personales en el análisis de las señales captadas por los radiotelescopios.

Sin duda la recepción de un mensaje interestelar sería uno de los mayores acontecimientos en la historia de la humanidad, pero hasta el momento no hemos recibido ninguna señal clara. Desde luego habrá quien opine que el fenómeno OVNI es la prueba de que estamos siendo visitados por seres extraterrestres, pero, por ahora, estas inteligencias no habrían establecido “contacto oficial”, por lo que, “oficialmente”, debemos seguir buscando.



FRANK DRAKE


La ecuación de Drake

Obviamente hemos de plantearnos si existe la posibilidad de que otras formas de vida extraterrestre hayan podido alcanzar niveles de inteligencia y desarrollo tecnológico que les permitiera comunicarse o por lo menos, ser detectadas por nosotros.

En 1961 el prestigioso radioastrónomo Frank Drake, -en la actualidad director del proyecto SETI- ideó una fórmula para poder estimar, de forma aproximada, el número de civilizaciones que, en nuestra galaxia, podrían haber sido capaces de desarrollar la tecnología suficiente como para poder emitir señales de radio detectables al espacio.

El conocido y prestigioso astrofísico Carl Sagan, utilizando la formula de Drake, calculó en su día este número. Estimó dos posibilidades: si la vida inteligente terminaba autodestruyéndose  pocas décadas después de haber alcanzado cierto grado tecnológico, entonces el número de civilizaciones con las que podríamos establecer contacto en la galaxia estaría en torno a 10. Pero si la vida inteligente superaba el peligroso periodo tecnológico inicial y perduraba aunque sólo fuese en una proporción del 1 por ciento, entonces las civilizaciones tecnológicas en la galaxia deberían ser… ¡millones!






La paradoja de Fermi

Enrico Fermi fue un brillante físico italiano galardonado con el premio Nobel de física en 1938, que planteó la siguiente cuestión: “si en el espacio existiesen otras formas de vida inteligentes con desarrollo tecnológico, deberíamos haber detectado algún rastro de ellas,  sondas, naves espaciales o sus transmisiones, entonces… ¿por qué no tenemos evidencias de su existencia?... ¿Donde están?”

Este planteamiento le llevó a enunciar su famosa paradoja:

“La creencia común de que el universo posee numerosas civilizaciones avanzadas tecnológicamente, combinada con nuestras observaciones que sugieren todo lo contrario es paradójica indicando que o bien nuestro conocimiento o nuestras observaciones son defectuosas o incompletas”.

La respuesta de Fermi a esta controversia es pesimista: “Las civilizaciones acaban destruyéndose a sí mismas al alcanzar cierto grado tecnológico”. Sin embargo, de existir un elevado número de civilizaciones en la galaxia, no todas tendrían que autodestruirse por muy pesimista que se sea, por lo que habría que buscar otras explicaciones.

Hay quien responde alegando que el tiempo que llevamos los seres humanos explorando radiotelescópicamente la galaxia  es muy exiguo -apenas 50 años- y el tamaño de ésta es enorme -100.000 años luz de diámetro- y que en ese tiempo apenas si hemos explorado un 10 por ciento de la galaxia. Esto es cierto y las reflexiones que planteo en este artículo se refieren a lo que ha ocurrido con ese 10 por ciento explorado. Nuestras emisiones de radio han recorrido un camino de unas pocas decenas de años luz, lo que hace que nuestra presencia sea indetectable más allá de esa distancia. Sin embargo, con lo que escuchamos ocurre algo diferente. Si una civilización tecnológica alienígena llevase 100.000 años o más emitiendo señales de radio al espacio desde cualquier punto de la Vía Láctea,  tendríamos que haberla detectado ya, aunque se encontrase al otro extremo de la galaxia. Si esa hipotética civilización se ubicara más cerca, el tiempo que debería llevar emitiendo para que la descubriéramos se reduce. Por ejemplo, el centro de la galaxia se encuentra a una distancia de unos 30.000 años luz de la Tierra, pues bien,  en este caso podemos pensar que no habían civilizaciones tecnológicas en esa zona de la galaxia hace 30.000 años pues de haberlas habido, ahora deberían estar llegándonos sus emisiones y no es así.



ENRICO FERMI


Salvo que consideremos hipótesis más complicadas, podría inferirse por tanto que no hay civilizaciones extraterrestres en nuestra galaxia que nos saquen cientos de miles de años de adelanto tecnológico.

Se ha alegado ante estos hechos que quizás la tecnología alienígena no utilice las emisiones de ondas de radio para sus comunicaciones, pero las ondas de radio constituyen en sí mismas una parte intrínseca del universo, de manera que sería muy difícil llegar a otro tipo de técnicas de comunicación sin haber pasado por ellas. Más aún, si en el futuro los humanos descubriéramos otras formas de posible telecomunicación interestelar, cualquier intento de establecer contacto debería utilizar también las ondas de radio, ya que constituyen un medio primario al alcance de cualquier civilización prácticamente desde sus primeros accesos a la tecnología.

Hay quien sugiere que, si bien las condiciones para que la vida surja no serían  extremadamente difíciles de encontrar en el universo –en la Tierra conocemos bacterias que viven en ambientes que podrían considerarse como extremadamente hostiles- para que organismos pluricelulares puedan proliferar, desarrollarse y evolucionar hacia formas cada vez más complejas, entonces sí que sería necesario que se diesen unas condiciones mucho más específicas, un complicado puzzle de circunstancias que haría que la vida capaz de producir organismos complejos sea muchísimo más rara de lo que podría pensarse.

La necesidad que tiene la vida de la presencia de agua liquida, reduce considerablemente el número de planetas que pueden albergarla. Si el planeta estuviera demasiado cerca de la estrella, el agua se habría evaporado como ocurre en Venus y si estuviera demasiado lejos, entonces se hallaría en forma de hielo. También se especula con que en zonas del espacio más próximas al centro  de la galaxia, el nivel de rayos cósmicos sería insoportable para estos tipos de vida complejos.

O puede que, simplemente, no haya dado tiempo a que la vida inteligente y tecnológica prolifere en el universo. Veamos por qué.



ANTIGUA LAMINA EDUCATIVA



¿Un universo demasiado joven?

La vida, tal como la conocemos, necesita de sistemas estelares en los que existan planetas girando en torno a la estrella central y esto sólo es posible en sistemas estelares que no sean de primera generación.

En el origen del universo, tras el Big Bang, únicamente había en él átomos de hidrógeno y en mucha menor proporción (en torno al 4 %) de helio. No existía ningún otro elemento. Estas enormes masas de hidrógeno fueron agrupándose por la fuerza de gravedad, comenzando a girar y a calentarse, hasta que en su interior se produjo una fusión nuclear dando lugar al nacimiento de las estrellas. Las estrellas se agrupaban a su vez dentro de enormes concentraciones que son lo que conocemos como galaxias. Ninguna estrella de esa primera generación pudo tener planetas girando entorno a sí. Los materiales que constituyen los planetas se crearon en el interior de las estrellas y fueron lanzados al espacio al final de la vida de éstas, cuando morían explosionando en forma de supernovas o convirtiéndose en enanas blancas. A menudo, de los materiales expulsados al espacio se volvía a generar otra estrella, en torno a la cual ya sí podían existir planetas orbitando. Es el caso de nuestro sistema solar, nacido tras la explosión en forma de supernova de la estrella que había antes del Sol. Y esto sucedió hace alrededor de 4.650 millones de años.

Pues bien, si tenemos en cuenta que la edad del universo se estima en unos 14.000 millones de años, que recientes investigaciones nos dicen que la mayor parte de las galaxias aparecieron hace unos 13.000 millones de años,  que la vida de una estrella media como lo es nuestro Sol se calcula en unos 10.000 millones de años, y que nuestro sistema solar ha necesitado que pasaran 4.500 millones de años para que apareciera vida con inteligencia tecnológica, entonces cabe la posibilidad de que nuestro sistema estelar sea uno de los primeros en los que este extraordinario evento se haya producido.

Dicho de otro modo, el universo quizás sea demasiado joven como para que en él se hayan desarrollado muchas civilizaciones tecnológicas. Por supuesto carecemos de datos como para afirmar con rotundidad nada. También existen estrellas cuya vida es de sólo unos pocos cientos de millones de años, es decir, que pudo haber planetas en una Vía Láctea más joven. Además, una diferencia cronológica de unos pocos miles de años en la aparición de dos inteligencias galácticas supondría probablemente una enorme distancia tecnológica entre ambas.



CARL SAGAN


Tan sólo debemos saber que, por lo observado hasta ahora, cabe pensar en la posibilidad de que quizás tengamos la enorme  responsabilidad de ser los primeros… y que en el futuro nuestras naves acaso sean tomadas por primitivas culturas en lejanos planetas, como “vehículos de los dioses” o “platillos volantes”…

En la búsqueda de inteligencia extraterrestre, la señal WOW! constituye el evento radioastronómico más extraordinario de los producidos hasta la fecha. Captada por el radiotelescopio Big Ear de la universidad estatal de Ohio el 15 de agosto de 1977, se trató de una poderosa señal, 30 veces más potente que el ruido de fondo cósmico, de banda estrecha, en la frecuencia del hidrógeno neutro (1420.4056 MHz) y de larga duración, características todas ellas que se espera que tenga una señal enviada por E.T. Además, la señal subió y bajó de intensidad en 37 segundos, precisamente el tiempo que necesitaba Big Ear para registrar un punto determinado situado en el espacio, (debido al movimiento de rotación terrestre) lo que descartó que la señal pudiera ser una interferencia proveniente de la propia Tierra.

Además, la señal no era continua, sino intermitente. El Big Ear tenía dos receptores separados que registraban el mismo punto sucesivamente, con varios minutos de diferencia. La señal apareció en sólo uno de los receptores y no en el otro, indicando que había sido 'apagada' entre los dos registros. Una señal fuerte, enfocada e intermitente procedente del espacio exterior: Podría ser que Big Ear hubiera detectado una señal alienígena.






Sin embargo, desde 1977 se han realizado varios intentos para encontrarla de nuevo sin éxito. Como era sin ninguna duda artificial, y prácticamente seguro de origen celeste, el doctor John D. Kraus, por entonces director del radiotelescopio Big Ear, especula que podría venir de una sonda espacial de origen humano, que él y el personal del Big Ear desconocieran. Así se trataría de una señal inteligente espacial, pero no alienígena.

Y siempre queda la posibilidad de que fuera una auténtica señal de una civilización extraterrestre. A no ser que la detectemos de nuevo, nunca lo sabremos seguro.


El proyecto SETI

En 1959 los científicos Giuseppi Cocconi y Philip Morrison publicaron un artículo en la revista Nature llamado “Búsqueda de Comunicaciones Interestelares”, sobre la capacidad que tenían las microondas para la comunicación interestelar.

Casi al mismo tiempo, Frank Drake (el creador de la famosa ecuación de Drake), llegó independientemente a la misma conclusión, y un año más tarde, en 1960, inició en el radiotelescopio de Green Blank, en Virginia Oeste, el primer proyecto S.E.T.I.: el proyecto Ozma. Utilizando una antena de 25 metros, estuvo durante dos meses recogiendo señales provenientes de las estrellas Epsilon Eridani y Tau Ceti, de características muy parecidas a nuestro Sol.

El proyecto Ozma no tuvo éxito, pero atrajo el interés de muchos científicos, sobre todo soviéticos, que dominaron este campo de investigación durante la década de los 60, realizando proyectos de recepción no dirigidos a una estrella en particular como ya se había hecho en el proyecto Ozma, sino dirigiendo antenas omnidireccionales a grandes trozos de cielo.



PROJECT OZMA


A principio de la década de los 70 la NASA encargó un estudio –el proyecto Cíclope- para analizar las necesidades tecnológicas que tenía el proyecto SETI. A partir de entonces hubo un creciente interés apoyado sobre una base más sólida, y se llevaron a cabo varios proyectos de búsqueda a cargo de numerosos radioastrónomos que usaban las antenas a su disposición. Alguno de aquellos trabajos aún continua hoy en día, como el proyecto S.E.R.E.N.D.I.P.

En 1988, la NASA inicia el proyecto H.R.M.S. (High Resolution Microwave Survey). Se realizarían exploraciones generales de todo el cielo y también exploraciones dirigidas. Comenzó su fase de observaciones el 12 de Octubre de 1992 en el Complejo de Comunicaciones de Espacio Profundo Goldstone de la NASA en California y en el observatorio de Arecibo en Puerto Rico.

Un año más tarde, en 1993, la NASA dejó de financiar el  proyecto S.E.T.I. Desde entonces la exploración se ha mantenido gracias a aportaciones privadas. Científicos e ingenieros del actual Instituto S.E.T.I. se hicieron cargo de la investigación rescatando los equipos, y el heredero del proyecto H.R.M.S. pasó a ser el proyecto Fénix, en activo aún.

Actualmente los proyectos S.E.T.I. más destacados que están activos son:

Proyecto Fénix, Proyecto SERENDIP y Proyecto SETI@home.



EQUIPOS DEL PROYECTO OZMA


La ecuación de Drake es la siguiente:

N = N* . fp . ne . fl . fi . fc . f . L

N es el número de civilizaciones que, en nuestra galaxia la Vía Láctea, habrían podido alcanzar un grado de desarrollo tecnológico que les permitiría comunicarse.

N* es el número de estrellas que hay en la Vía Láctea.

fp es la fracción de esas estrellas que cuentan con planetas orbitando en torno a sí.

ne es el número de planetas que se encontrarían en órbita dentro de la ecosfera de la estrella, es decir, a una distancia tal que permitiría que la vida apareciese en su superficie.

fl sería la fracción de planetas en los que la vida sí hubiera aparecido.

fi es la fracción de planetas cuya vida llegaría a desarrollar inteligencia.

fc es la fracción de planetas con vida inteligente que habría desarrollado la tecnología suficiente para poder comunicarse a través del espacio.

Finalmente, L seria la fracción de tiempo de la vida de un planeta en que una civilización tecnológica podría existir.

Aunque la ecuación de Drake puede dar resultados muy distintos en función de la valoración que se haga de los distintos factores, es una fórmula comúnmente aceptada entre los científicos.



ESTUDIO DE LA UNIVERSIDAD DE MALAGA

En nuestra galaxia podrían existir menos de diez civilizaciones extraterrestres, según un estudio matemático realizado por dos investigadores españoles de la Universidad de Málaga. El trabajo de Carlos Cotta y Álvaro Morales parte de estudios anteriores en los que se estimaba el posible número de civilizaciones presentes en nuestra galaxia a partir de una serie de suposiciones tecnológicas, como considerar que la exploración se realiza a través de naves automáticas capaces de estar en funcionamiento durante 50 millones de años y de viajar a una décima parte de la velocidad de la luz. Los autores creen que si estas sondas pudiesen dejar huellas de su paso que durasen cien millones de años, la ausencia de estos vestigios implicaría que no hay más de diez civilizaciones en nuestra galaxia. Si las huellas de su presencia fuesen menos duraderas (de un millón de años), el número de estas civilizaciones ascendería a entre 100 y 1.000. También es posible que no hayamos encontrado esas huellas, que no las hayamos reconocido o que su rastro sea tan incomprensible para los humanos como para una mosca saber que un científico la está estudiando en un laboratorio.



ESTUDIO DEL CIRCULO DE ESCEPTICOS

Esta idea se transmite poéticamente en la película Contact (Contact, 1997), basada en la novela de Carl Sagan. Al inicio de la cinta, vemos la primera parte de la historia de la protagonista, Ellie Arroway. Siendo una niña precoz, es alentada por su padre. Antes de irse a dormir, Ellie le pregunta a Ted, su padre: "¿Piensas que hay gente en otros planetas?". Sonriendo a la curiosidad de su hija, Ted le contesta: "El universo es un lugar muy grande... Y una de las cosas que se sobre la naturaleza es que odia deperdiciar cosas. Asi que estamos solo nosotros, es un enorme desperdicio de espacio". Es una buena pregunta la que plantea Ellie. Y existe una manera de cuantificar la respuesta.






El tema de la comunicación con civilizaciones extraterrestres empieza con la pregunta: ¿existen? Una manera de tratar de forma cuantitativa el problema es a través de la llamada ecuación de Drake. La ecuación, propuesta por primera vez por Frank Drake, es una método, basado en argumentos simples de cállculos de probabilidades, de estimar el número de civilizaciones tecnológicamente avanzadas en nuestra galaxia. Tiene esta forma:

N = R . fs . fp . ne . fl . fi . fc . L

N es el número que nos interesa. El número de civilizaciones extraterrestres lo suficientemente avanzadas como para que podamos establecer contacto con ellas.

La explicación de cada factor es la siguiente:

R: Es el número de estrellas formadas por año. Sabemos gracias a Hombres de Negro (Men in Black, 1997), que una galaxia tiene miles de millones de estrellas. La nuestra tiene aproximadamente 200 miles de millones; la edad de la Vía Láctea puede tomarse como 10 miles de millones de años, así que el número de estrellas formadas por año es 10 por año.

fs: Es la fracción de estrellas que tienen soles apropiados para sistemas planetarios.

fp: Es la fracción de estrellas con planetas. En las películas parece ser 1, porque toda estrella que se precie tiene un sistema planetario alrededor. Las estrellas deben de ser capaces de formar planetas. Los sistemas con dos o más estrellas tienen mecanismos de formación que posiblemente no favorecen la existencia de sistemas planetarios. Por otro lado, las estrellas no pueden ser ni muy calientes ni muy frías.

ne: El número de planetas como la Tierra. Deben de tener una superficie sólida y el medio líquido para que se puedan formar reacciones bioquímicas. La atmósfera debe ser capaz de retener los gases. La atmósfera puede alterarse luego, con la presencia de vida.

fl: La fracción de planetas tipo la Tierra con vida. La unidad de vida es seres biológicos basados en el carbono, debido a que la estructura de átomo lo hace el material ideal para la vida; "unidades de carbono" es un término popular en la ciencia ficción, por ejemplo en STI.

fi: La fracción de planetas que tienen vida inteligente. Aquí también parece que la inteligencia es muy habitual en la galaxia. Pero es importante preguntarse si la inteligencia el camino final de la vida, o un subproducto de la evolución. Es decir, si se necesita una base biológica para que exista inteligencia, o bien puede residir en un medio diferente (como por ejemplo, nuestros futuros ordenadores de inteligencia artificial). No tenemos idea del valor de este término por el momento.

fc: La fracción de planetas con vida inteligente que son capaces de comunicación interestelar

L: La vida media de civilizaciones técnicamente avanzadas.

Asignándoles valores a cada uno de estos términos, es posible estimar el número N.

Nuestro sistema solar tiene sólo cinco mil millones de años de edad, pero la teoría de la formación estelar indica que la formación fue más eficiente al comienzo de la vida de la galaxia, con lo que ya deberían de haberse dado las condiciones para el desarrollo de un buen número de civilizaciones tecnológicamente avanzadas. Si esto es así, no les hubiera resultado muy difícil comenzar a explorar la Vía Láctea. Existen argumentos basados en la posibilidad de explorar la galaxia con tecnologías no muy diferentes a las actuales, utilizando métodos de propulsión para alcanzar bajas velocidades comparadas con la de la luz, por ejemplo con motores nucleares. Utilizando máquinas que pudieran explorar, reproducirse, y autorepararse en forma automática, llamadas máquinas de Von Neumann, en honor al matemático pionero en la ciencia de la informática que estudió la posibilidad de su construcción, sería posible explorar toda la galaxia en tiempos que oscilan entre 300 y 10 millones de años, lo cual es muy corto cuando se compara con la vida de nuestra galaxia, entre 8 y 15 mil millones de años.



JOHN VON NEUMANN


Si es entonces tan fácil de colonizar la galaxia, ¿donde están sus habitantes? Las explicaciones de su ausencia son variadas, siendo una de las más populares la hipótesis del zoo, según la cual existe un acuerdo tácito por el cual no existe interferencia con nuestro desarrollo por parte de las posibles civilizaciones extraterrestres, algo muy parecido a lo conocido por la ``primera directiva" de no interferir que tanto se viola en el Universo de las películas de Star Trek.

Volvamos a hacer hincapié que la exploración no tiene que producirse al estilo de La Guerra de las Galaxias (Star Wars, 1977), y que no son necesarias velocidades superlumínicas o la creación de imperios estelares. Simples naves exploradoras bastan para ello. Como ha dicho un astrónomo, "ellos" o bien están en todas partes, o bien en ninguna. Por lo tanto, por ejemplo, bastaría con saber si están cercanos a nosotros.

Puede ser entonces que la vida sea algo muy especial. Incluso con el planeta y sol adecuados, muchos otros factores tienen que coincidir para desarrollarla. Es necesario mantener las condiciones necesarias en un planeta por miles de millones de años para que la vida pueda evolucionar. Si hay cambios en el sistema, en la luminosidad de la estrella, en la composición química de la atmósfera, en catástrofes cósmicas, pueden afectar la climatología, temperatura, el agua del planeta, y la vida presente puede destruirse o verse retardada su evolución.

¿Puede ser entonces que N = 1, y que la civilización más avanzada sea la nuestra?